El templo de San Martiño es un edificio de origen medieval que sufrió numerosas obras de reforma hasta nuestros días. De la etapa románica conserva la nave, donde aún lucen sus canecillos graníticos sustentando la cornisa de los muros Norte y Sur. En este último es donde se sitúa la única puerta medieval, enmarcada en un arco de medio punto que da abrigo a un tímpano semicircular en el que aparece grabada la cruz de la Orden del Temple insertada en un círculo. Por debajo de este frontón, dos impostas en forma de canecillo que la sustentan, provocando el típico estrangulamiento románico. Protegiendo esta puerta se sitúa una techumbre a una única agua soportado por columnas cilíndricas de granito coronadas por capiteles decorados con volutas angulares.
En el interior se levanta un hermoso arco triunfal neoclásico con pilastras e intradós rehundidos, decorado con un capitel dórico y un collarino acanalado.
El altar mayor luce un majestuoso retablo barroco labrado en el año 1719 por Joannis Pita, íntegramente dorado en 1736, en el que se narran distintas escenas de la pasión de Cristo.
San Martín de Tours nació en Hungría a principios del s. IV. Era un oficial romano que se convirtió al cristianismo. Según la tradición ofreció su capa de soldado a un mendigo. A los 22 años se ordenó sacerdote y llevó una vida eremítica cerca de Génova, fundando el primer cenobio de Occidente. Fue nombrado obispo de Tours en el año 370, falleciendo en 397. San Martiño es el patrón de la diócesis de Ourense.
Otro santo, San Martiño de Braga, fue un erudito autor de varias obras importantes, entre ellas De correctione rusticorum. Fundó el monasterio de Dumio, del que fue abad, llegando luego a ser arzobispo de Braga (Portugal).