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Viana do Bolo se inserta en el conjunto de las depresiones y sierras Surorientales de Galicia, lo que le confiere una notable complejidad orográfica, en la que el trazo más significativo es el contraste entre los elevados macizos montañosos y los valles, atravesados por profundas gargantas que acogen los lechos fluviales más importantes. De este modo, se distinguen dos grandes unidades geográficas. Por un lado, el Bibei, el Camba y el embalse de O Vao dibujan un valle que ocupa buena parte del municipio. Por el otro, unos bordes montañosos, que pertenecen a los últimos contrafuertes de Pena Trevinca y a la sierra de O Canizo, delimitan su franja oriental y meridional.
El descubrimiento, en el año 1728, de una placa de bronce parece indicar la presencia de un pequeño castro que pudo ser el primer núcleo de población del municipio. La antigua mina de oro de As Borreas, en la parroquia de Caldesiños, es un testimonio excepcional de la ocupación romana en este territorio. Escribió Otero Pedrayo que Viana do Bolo “no se parece a otras villas gallegas (…) que eclipsaron el núcleo antiguo. Conserva su estructura de villa en torno a la plaza; tiene aspecto de ciudad. El antiguo puente, los hondos caminos ribereños del Camba y Bibei, las aldeas próximas, como San Mamede, ofrecen paseos y paisajes de sugestiva belleza”.
El antiguo castillo de Viana fue derribado en el contexto de las Revoltas Irmandiñas de finales del siglo XIV. El nuevo señor, Pedro de Pimentel, mandará erguir una Torre del Homenaje en estilo gótico, rodeado de un núcleo urbano con mayor presencia nobiliar. El más interesante del paseo por la villa antigua, conocida popularmente como O Cabo da Vila, consiste en observar las estrechas calles que apenas dejan pasar la luz del sol entre las viviendas, indicativo de un antiguo trazado urbano medieval. La villa de Viana do Bolo ocupa un pequeño promontorio, rodeado por uno de los brazos del embalse de O Vao, en el río Bibei. En torno a la plaza Mayor hay edificios barrocos con soportales, un frontón semicircular, pináculos, gárgolas y balconadas, junto con galerías acristaladas.
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Viana do Bolo se inserta en el conjunto de las depresiones y sierras Surorientales de Galicia, lo que le confiere una notable complejidad orográfica, en la que el trazo más significativo es el contraste entre los elevados macizos montañosos y los valles, atravesados por profundas gargantas que acogen los lechos fluviales más importantes. De este modo, se distinguen dos grandes unidades geográficas. Por un lado, el Bibei, el Camba y el embalse de O Vao dibujan un valle que ocupa buena parte del municipio. Por el otro, unos bordes montañosos, que pertenecen a los últimos contrafuertes de Pena Trevinca y a la sierra de O Canizo, delimitan su franja oriental y meridional.
El descubrimiento, en el año 1728, de una placa de bronce parece indicar la presencia de un pequeño castro que pudo ser el primer núcleo de población del municipio. La antigua mina de oro de As Borreas, en la parroquia de Caldesiños, es un testimonio excepcional de la ocupación romana en este territorio. Escribió Otero Pedrayo que Viana do Bolo “no se parece a otras villas gallegas (…) que eclipsaron el núcleo antiguo. Conserva su estructura de villa en torno a la plaza; tiene aspecto de ciudad. El antiguo puente, los hondos caminos ribereños del Camba y Bibei, las aldeas próximas, como San Mamede, ofrecen paseos y paisajes de sugestiva belleza”.
El antiguo castillo de Viana fue derribado en el contexto de las Revoltas Irmandiñas de finales del siglo XIV. El nuevo señor, Pedro de Pimentel, mandará erguir una Torre del Homenaje en estilo gótico, rodeado de un núcleo urbano con mayor presencia nobiliar. El más interesante del paseo por la villa antigua, conocida popularmente como O Cabo da Vila, consiste en observar las estrechas calles que apenas dejan pasar la luz del sol entre las viviendas, indicativo de un antiguo trazado urbano medieval. La villa de Viana do Bolo ocupa un pequeño promontorio, rodeado por uno de los brazos del embalse de O Vao, en el río Bibei. En torno a la plaza Mayor hay edificios barrocos con soportales, un frontón semicircular, pináculos, gárgolas y balconadas, junto con galerías acristaladas.