El Pazo de Grixoa es un excelente ejemplo de casa grande rural, antigua y noble. Construido mayormente en el s. XVIII, posee planta rectangular de 670 m cuadrados organizada alrededor de un patio interior y dos alturas. El piso terreno, en el que se abren unos escasos xanelos abocinados verticales de derrame externo, se pensó para acoger, en grande medida, estancias adjetivas: cortes para el ganado, la bodega, etc.
El piso superior da respuesta a las necesidades residenciales de sus promotores, la familia de los Gaioso, con ventanas y puertas balconadas que se abren rítmicamente a lo largo de sus cuatro imafrontes. El conjunto, levantado en mampostería concertada, sitúa las mejores piezas de cantería alrededor de los huecos de acceso e iluminación, así como en los esquinales. Destaca el torreón situado en la fachada principal, orientada al sudoeste, que se eleva protegido por una cubierta de loseta a cuatro aguas.
El edificio palaciego, que también fue propiedad de la estirpe de los Armesto, luce una cornisa de gola labrada en granito que recorre todo el perímetro del monumento.
Vinculado a la edificación principal contamos un portalón monumental blasonado (con las armas de los Gaioso), una capilla dotada de espadaña, una fuente monumental y un palomar –otrora encalado– protegido por una cubierta a cinco aguas situado a 210
m del edificio residencial.
Los terrenos situados inmediatamente alrededor del pazo, esto es, de su directa explotación, suman unos 71.529 m2.
“... la antigua Grixoa, guapa aldea de casas apartadas, y llena
de palomares, blancos, blanquitos, como los nidos blanquitos
de aquellos palomáceos labriegos, admiró, primero, el
bosque, una tapada quilométrica de robles; y, después, las
inmensos prados verdecientes...”
Manuel García Paz
IV Melodía (1935)